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Artículo original Inglés por Rebecca Litovsky
Traducido al español por Ayelén Gagliolo
Una semana de vino en Mendoza
Para mi cumpleaños, mi marido se tomó una semana para llevarme a algún lugar de la Argentina que yo eligiera. Sin dudarlo, elegí Mendoza: la tierra del vino. Con sus montañas y su buena comida, esta región de Argentina recibe turistas de todo el mundo que buscan degustar la buena vida, y yo no fui la excepción.
Cuando hice una investigación previa de mi semana gloriosa en Mendoza, me puse un poco envidiosa de los periodistas que viven allí: con casi mil bodegas, ¿cómo alguien puede perderse la oportunidad de degustar vino o de hacer reseñas de restaurantes?
Elegí las bodegas a las que quería ir de acuerdo a las experiencias que quería tener. Restaurantes galardonados, arquitectura interesante, oportunidades de aprender más sobre Mendoza, el vino, el arte, la naturaleza y la cocina fueron claves a la hora de elegir sólo unas pocas bodegas entre tantas.
Después de nueve días extraordinarios de estar de bodega en bodega, aquí están mis diez experiencias preferidas en las bodegas de Mendoza.
1. El mejor maridaje: Bodega Ruca Malen
Distinguido en 2014 por la Red de las Grandes Capitales del Vino como el ganador mundial de “Lo mejor del turismo del vino”, el restaurante de la Bodega Ruca Malen es el mejor. Cada tres meses, el chef prepara diferentes platos para degustar con cinco vinos. El personal prueba varias combinaciones de platos y vino y luego eligen los mejores maridajes. El resultado es un menú fijo de cinco partes de platos deliciosos que maridan con los mejores vinos.
El restaurante es hermoso y está asentado junto a la viña. Allí disfruté de la vista de los viñedos mientras comía y bebía. Fuimos en otoño; el follaje otoñal y el clima frío fueron el complemento perfecto para la comida y el vino. Me imagino cómo debe cambiar el restaurante en cada estación del año y me dan ganas de visitarlo cada trimestre.
Entre los aperitivos, tuve una visita guiada en inglés a las pequeñas bodegas. La guía nos brindó una visita muy completa e interesante, y nos enseñó todo acerca del vino (que muchas veces se ignora), las áreas de producción, los tanques de fermentación y las bodegas. A diferencia de la mayoría de los guías turísticos, que repiten el mismo texto sobre la fabricación del vino, nuestra guía nos brindó información nueva. Nos explicó cómo las bodegas usan claras de huevo para filtrar el vino tinto antes del embotellado, cómo el alquiler de equipamiento (incluido el camión embotellador) los ayuda a mantener su empresa pequeña, y cómo deben equilibrarse las importaciones y exportaciones en Argentina.
Si buscas buenos restaurantes y bodegas para ir en tu último día de vacaciones, para celebrar una ocasión especial, o simplemente para disfrutar de un maridaje extraordinario de comida y vinos, tenés que ir a la Bodega Ruca Malen.
Bodega Ruca Malen (Lujan de Cuyo)
2. El mejor restaurante “de la granja a la mesa”: Rincón Atamisque Restaurante
En Rincón Atamisque, el maridaje perfecto lo conforman la trucha fresca de la granja de Atamisque con los vinos de su bodega. El menú es fijo: aperitivo, entrada, y postre. Mi marido pidió trucha ahumada y yo pedí trucha a la parrilla. Ambos platos estuvieron deliciosos. Otras entradas incluyen carne y plato del día, que generalmente es pasta. El ceviche de trucha y salmón del plato de entrada estuvo tan sabroso que podría haber comido varios platos.
Lo que más me gustó fue el almuerzo placentero en el patio, donde veía las hojas amarillas caer y degustaba el delicioso Sauvignon Blanc.
Las visitas guiadas a la granja de trucha y a las bodegas deben reservarse con anticipación y son una opción para pasar una tarde agradable. Rincón Atamisque Restaurante es un lugar maravilloso, ideal para relajarse en el almuerzo; un restaurante para detenerse a degustar vinos en el Valle de Uco.
Rincón Atamisque Restaurante (Uco Valley)
3. El mejor tour (gratuito) y la mejor degustación: Bodega Luigi Bosca
Cuando hice la reserva de tour y degustación en Luigi Bosca, me pareció que el precio (75 pesos en ese momento) era un poco elevado. Sin embargo, fue la única bodega que sirvió 4 vinos: su Riesling 2013 (no disponible en los negocios), su Malbec D.O.C. 2011 (1 de 4 en Mendoza), su Gala 1 Luigi Bosca con base de Malbec, y su Finca La Linda Extra Brut (vino espumante). Después de esta degustación (la mejor que había tenido hasta el momento) me pareció que el precio se justificaba. Pero después fue mejor: compramos una botella de Gala 1 que se deja envejecer por 10 años. Cuando fuimos a pagar, nos regalaron el tour y la degustación. Allí aprendí a pedir una botella de vino. Se consiguen buenos precios (no promocionados).
Además de la degustación increíble, el tour en inglés fue incomparable. La guía turística de Luigi Bosca fue la única capaz de responder a todas mis preguntas acerca de la levadura que se usa en el proceso de fermentación. No es que haga preguntas tramposas para evaluar a los guías o algo por el estilo; soy muy curiosa. Sin embargo, mientras otros se encogen de hombros, da gusto que alguien brinde respuestas detalladas. Muy bien +.
La bodega también exhibe 14 piezas de arte de hormigón en el “Vía Crucis del Vino”, de Hugo Leytes. Cada altorrelieve tardó casi un año en completarse . Cuando se ponen juntos, muestran el proceso de elaboración del vino, a la vez que dibujan paralelismos con la vida y muerte de Jesucristo.
Luigi Bosca cuenta con dos de las salas de barriles más grandes que he visto (con más de 3000 barriles en cada sala). Allí la guía nos explicó cómo el roble francés se va a agotar con el tiempo. La guía comentó de qué manera Luigi Bosca ha estado experimentando con algunos barriles de roble chino, ruso y otros tipos de árboles de Argentina, cuyos experimentos aún están en etapa de prueba. Luego de haber visto tanto barriles puedo entender por qué tantos enólogos intentan encontrar un reemplazo semejante al roble francés.
Recomiendo la Bodega Luigi Bosca a quienes quieran disfrutar de una visita de alto nivel, una excelente degustación, arte que invita a la reflexión y bodegas increíbles.
Bodega Luigi Bosca (Lujan de Cuyo)
4. La mejor bodega: Bodegas Salentein
Sin dudas, lo que diferencia Salentein de otros viñedos de Mendoza es su bodega. Con capacidad para 5000 barriles, el tamaño de esta bodega subterránea sería suficiente para considerarse extraordinaria. Pero además de su capacidad, la bodega es absolutamente hermosa. Cuando miré hacia abajo desde el piso de arriba de la bodega, me llamó la atención el mosaico del piso de la rosa de los vientos, un símbolo de la voluntad de la bodega para enviar su vino a todo el mundo.
Después de un tour por la planta baja, donde se contienen los tanques de fermentación, fuimos en grupo a la bodega del subsuelo. Allí nos incentivaron a ir al centro de la rosa de los vientos para cantar, gritar, o probar nuestras habilidades con el piano. La acústica era espectacular; tan buena que se llevan a cabo conciertos especiales. Nunca había visto una bodega tan bien diseñada. Me encantaría regresar algún día para disfrutar de un concierto.
Después de haber pasado un grato momento en la bodega cantando, bailando, tocando el piano y sacando fotos, nuestro grupo se retiró a una de las salas de degustación. Me pareció que esa degustación estaba muy bien hecha. Nuestra guía nos ayudó a prestar especial atención al aspecto, aroma y sabor de cada vino y propuso un debate en nuestro grupo acerca del vino, lo que fue bastante divertido.
Si vas a Salentein, intenta llegar un poco más temprano para visitar la Galería Killka, una galería de arte que alberga artistas argentinos contemporáneos y pinturas holandesas de los siglos XIX y XX. Además hay esculturas, fuentes y un hermoso paisaje para disfrutar. Después del tour, se puede almorzar o visitar la Capilla de la Gratitud. Sin duda, hay mucho para hacer en Salentein para que cada minuto valga la pena.
Bodegas Salentein (Uco Valley)
5. La mejor clase de cocina: Familia Zuccardi
Me encanta comer en restaurantes pero, después de una semana, me moría por ensuciarme las manos. En otras palabras, extrañaba cocinar. Afortunadamente, hay varias bodegas con clases de cocina para turistas que quieran involucrarse más en la preparación de comidas. Después de investigar las opciones, elegí el programa “Vení a cocinar” de la Casa del Visitante, uno de los restaurantes de Familia Zuccardi. Este curso incluye desayuno, clase de cocina con el chef, un tour por la bodega y degustación de vinos, y luego un delicioso almuerzo en el restaurante.
Definitivamente no tuve hambre en Familia Zuccardi. Cuando llegué a las 10.00 am, el personal me esperaba con un desayuno de tostadas y café. Después de eso, me encontré con el chef que guiaba nuestra clase de cocina. Tuvimos un curso personalizado en cocina argentina, ya que sólo éramos el chef, mi marido y yo. Hicimos pan, tres tipos de empanadas y pasteles de dulce de membrillo con la masa que sobró.
Aunque anteriormente ya había intentado hacer pan y empanadas, fue muy divertido trabajar con el chef en la cocina bulliciosa. A nuestro alrededor, el personal estaba ocupado preparando el almuerzo para la multitud. Vi pedazos de los platos que más tarde iba a devorar. Esto más la visita con el chef me dio una nueva apreciación de lo que sucede en la cocina. De ver ollas hirviendo a conocer la mujer que hace cientos de empanadas por día, estar detrás de escena, fue una experiencia apasionante.
Después de hornear las empanadas en el horno de barro al aire libre, me dieron a probar nuestras creaciones, con copa llena de vino en mano. Luego fuimos al viñedo para el tour y la degustación. Eso fue genial porque me dio tiempo para estar hambrienta de nuevo! Como la última cosecha había terminado la semana anterior, la sala de tanque estaba llena de actividad. La parte más memorable fue cuando nos llevaron al área de laboratorio, donde los enólogos tienen tinas plásticas con diferentes experimentos. La guía también nos mostró los tanques de hormigón que se usan cada vez más en el proceso de maduración en vez de los barriles. Culminamos el tour degustando dos vinos Malbec en su galería de arte.
Justo cuando comencé a tener un poco de hambre teníamos que regresar al restaurante para el “Menú regional”. La entrada incluía las empanadas que habíamos hecho con vino blanco. También había pan con la propia línea de aceite de oliva de Zuccardi. Luego había sopa de calabaza, una gran ensalada, variedad de verduras asadas y una cantidad interminable de carne a la parrilla: chorizo, morcilla, matambre, chivo y tres cortes de carne. Además vino tinto! Traté de probar un poco de todo, pero tenía que parar en algún momento. Tenía que guardar espacio para el delicioso postre, el vino de postre, café y más postre.
Obviamente no comí mucho en la cena esa noche. Recomiendo Familia Zuccardi como una forma divertida e interactiva de pasar un día con vino y comida.
Familia Zuccardi y Casa del Visitante (Maipú)
6. El mejor ambiente: Andeluna Cellars
Andeluna Cellars fue la última bodega que pensaba visitar durante mi día en el Valle Uco. Después de un largo y agotador día de tours de vinos y degustaciones, lo único que quería era pasar un buen rato relajante entre las vides y Andeluna Cellars era el lugar perfecto para hacerlo.
El tour fue muy informativo, interesante y bien hecho. Nuestro guía incluso explicó la fermentación maloláctica a una profundidad que nunca antes había oído en un tour. Al final del tour, regresamos a la sala principal donde el guía analizó cada vino. Cada persona luego tuvo que elegir los vinos que quería degustar. Fue la única bodega a la que fui que tenía un menú personalizado de cata de vinos, tanto en el número de vinos como los vinos a degustar.
Lo mejor fue que la degustación se llevó a cabo en los cómodos sofás de la sala principal. Allí nos permitieron quedarnos y relajarnos el tiempo que quisiéramos. Me sentí increíblemente bienvenida, como si estuviera en la casa de una amiga. Con sofás en el porche bajo el cálido sol, podría haberme quedado por horas. Una familia se quedó a tomar café y té, otros paseaban por el viñedo, y un hombre leía y dormitaba en uno de los sofás al aire libre. El personal fue muy amable y servicial. Clasifico este viñedo como el lugar más amable y acogedor para quedarse por un rato.
Andeluna Cellars (Uco Valley)
7. El mejor museo del vino: Bodega La Rural
Ninguna otra visita a bodegas me transportó atrás en el tiempo como la visita a la Bodega La Rural (de la familia Rutini). El guía comenzó analizando los métodos tradicionales que se usaban para hacer el vino desde fines de 1800, incluso los diferentes métodos de riego y poda. La bodega aún utiliza varios de estos métodos para su línea de museo, e incorpora métodos de vinificación más modernos para sus otras líneas. A lo largo de la propiedad hay antiguas prensas y piezas de maquinaria, aunque la clase real de historia comenzó al entrar al Museo del Vino en la Bodega La Rural.
Con alrededor de 4500 artefactos, el Museo del Vino tiene todo lo que puedas imaginar relacionado al vino. Desde carros de barriles de vino a jarras de barro y tarros de vidrio, hasta prensas y máquinas embotelladoras, herramientas y equipo de laboratorio, el museo es el lugar perfecto para aprender más acerca de la historia del vino en Argentina.
Mientras observaba la piel de buey estirada sobre un marco de madera y escuchaba al guía turístico, pude imaginar perfectamente a los enólogos aplastando las uvas con sus pies, dejando que el jugo fluya a través de la abertura en la parte inferior a las jarras de barro, y luego las entierran. Aunque no estoy segura de lo maravilloso que era ese vino antiguo, comencé a entender y apreciar la magnitud que ha alcanzado la industria del vino desde entonces. En cuanto a la maquinaria, el guía explicó cómo cada nueva máquina fue una leve mejora de los modelos anteriores. Incluso en la actualidad los enólogos intentan encontrar formas de hacer mejoras en el proceso. Fue una experiencia fascinante.
La ventaja adicional fue que el precio de la excursión iba hacia cualquier compra en la tienda de vinos. La excursión concluyó en la gran sala de barriles con dos degustaciones del vino del museo. Después, todos estaban como locos por comprar cajas de vino. Yo opté por una botella de vino de postre Rutini, un dulce recuerdo que podría hacerme acordar a mi viaje cuando estuviera de regreso en Buenos Aires.
Si te gusta aprender acerca del vino y su historia y ver artefactos de cerca, definitivamente tenés que visitar Bodega La Rural.
Bodega La Rural (Maipú)
8. El mejor tour de producción a gran escala: Bodegas López
Me encanta el ambiente íntimo de las pequeñas bodegas boutique; sin embargo, es muy emocionante ver a los grandes en acción. Bodegas López, uno de los cinco mayores productores de vino de Mendoza, es una bodega donde se puede ver en funcionamiento una planta de producción a gran escala. Además, se ofrecen degustaciones y tours gratuitos.
Todo lo que hay en las Bodegas López es más grande que la vida: nunca antes había visto tanques de fermentación o barriles de roble tan grandes. Incluso hay botellas gigantes (falsas) de vino en toda la propiedad.
Lo más impresionante fue la planta embotelladora. Me encantó haber estado allí mientras estaba en pleno funcionamiento, produciendo alrededor de 10 mil botellas por hora. Fue fascinante ver el proceso de embotellado: de botellas vacías a palets de vino listos para ser entregados. Nunca había visto semejantes cantidades.
Aunque me podría haber quedado todo el día en la planta embotelladora, había una degustación de dos vinos en su pequeño museo. También vale la pena visitar su galardonado restaurante El Rincón de López. Allí se puede tomar una copa o botella de vino con la comida, que es como yo prefiero “saborear” el vino.
Bodegas López (Maipú)
9. La mejor arquitectura y el mejor paisaje: Terraza de los Andes
Todo sobre Terrazas de los Andes es hermoso. El paisaje, los edificios antiguos y el hotel. Incluso la sala de tanques, generalmente la parte más fea de cualquier bodega, es encantadora con sus arcos de ladrillo y su alto techo de vigas. Situados en una antigua bodega construida en 1898, los edificios de la finca se encuentran en muy buenas condiciones. Y es raro. La mayoría de los edificios de hace cien años fueron arrasados por los terremotos que frecuentan Mendoza.
Terrazas de los Andes debe su nombre a los viñedos de Terrazas, en la región de Mendoza, que están a diferentes alturas. Luego de un agradable tour privado donde aprendí más sobre las uvas que crecen en cada elevación, disfruté de una placentera degustación en la magnífica sala de degustación y tienda de vinos. La guía personalizó mi degustación basándose en los vinos que me gustaban, descartando los que ya había probado en Terrazas. Comparamos un Single Vineyard Malbec 2010 joven con un Malbec añejo cosecha 2007. La guía habló de cómo los vinos jóvenes son diferentes a los añejos, comparándolos con las personas. Fue una charla muy interesante que me brindó una nueva percepción sobre el envejecimiento del vino en la botella: cómo cambia al vino, y cuál tiendo a preferir.
Si buscás un tour instructivo y una experiencia de cata superior alrededor de la belleza, no podés perderte Terrazas de los Andes.
Terrazas de los Andes (Lujan de Cuyo)
10. La mejor estancia: Estancia La Alejandra
Me estoy engañando un poco con Estancia La Alejandra, porque en realidad no es una bodega; pero fue una de mis experiencias preferidas durante mi estadía en Mendoza. Allí también sirven suficiente vino para que sea una verdadera “experiencia del vino”. La incluyo porque, rompiendo o no las reglas, después de varios días de visitas a bodegas, es muy agradable probar algo diferente. Créanme.
Encontré Estancia La Alejandra mientras leía “Wine Republic” (“Falling for Estancia Life”, de Amanda Barnes). Me gustó la idea de visitar una granja en funcionamiento, aprender más acerca de los caballos, y galopar por los campos en la base de los Andes. Me entusiasmé cuando en el sitio web vi que había un curso de cocina llamado “Aromas y sabores”.
Matías, cuya familia ha sido propietaria de este lugar por varias generaciones, nos dio la bienvenida a mi marido y a mí a su estancia con un desayuno maravilloso. Él y Jesse, uno de los entrenadores de caballos, tomaron unos mates con nosotros después del desayuno. Como mi marido y yo éramos los únicos visitantes en la estancia, disfruté de conocer a estos dos “gauchos” en el día que pasamos con ellos.
Matías y Jesse estaban felices de compartir el secreto para hacer pan de campo (con grasa de vaca), su manera especial de hacer empanadas y su receta deliciosa para hacer salsa criolla). Luego fuimos a los campos de papas para desenterrar las papas frescas, y luego las lavamos en el arroyo. Cuando la carne estuvo lista, Matías puso todo en la parrilla.
Después de un almuerzo espectacular y placentero, una siesta al aire libre y un poco de café y postre, era hora de que Matías y Jesse nos enseñaran las nuevas técnicas no violentas para entrenar caballos salvajes. Después de la demostración de cómo se construye la confianza entre el entrenador y el caballo,fuimos a pasear a caballo.
Para quien quiera disfrutar de un día haciendo algo que no sea excursiones por las bodegas, recomiendo la Estancia La Alejandra. Es una experiencia verdaderamente increíble.
Estancia La Alejandra (Uco Valley)
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